Este estudio de caso hace hincapié en la importancia práctica de que los actores de la CVA y del ámbito de la VBG se coordinen en todas las esferas, y demuestra que trabajar por separado resulta perjudicial a la hora de tratar de ayudar al máximo número posible de mujeres y niñas afectadas por la violencia basada en género. Asimismo, describe las circunstancias que propiciaron la creación del equipo de tareas conjunto en el noroeste de Siria, a fin de analizar estas deficiencias y los obstáculos afrontados por dicho equipo, así como las lecciones programáticas y operacionales extraídas del proceso de coordinación. Por otro lado, ofrece recomendaciones concretas dirigidas a las partes interesadas, para que puedan aprovechar la labor realizada por el equipo de tareas conjunto en el noroeste de Siria.